5/22/2008

CONCIERTO DE NACIONES


Hay países que gustan más que otros. Y a veces muchos países coinciden en un mismo territorio. Ese es el caso de Venezuela, donde coexisten una nación-pesadilla en las computadoras faracas, una morgue donde matan 13 mil personas al año por crímenes violentos, una mina embriagadora de recursos naturales y un campo de sueños cumplidos que armonizan gracias al maestro José Antonio Abreu. En estos tiempos cuando las noticias nos cuentan día a día lo mejor y peor Venezuela, saber que el Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles recibió el Premio Príncipe de Asturias fue encontrarse con el país mas anhelado: uno donde las fronteras son impermeables a la mediocridad.

Lo que ha logrado El Sistema va más allá de la música. También está más allá de los gobiernos. Es un triunfo de los miles de ciudadanos que han sido capaces de escapar a la coyuntura para afinar con la trascendencia del arte, y en ese camino, transformar sus vidas y a Venezuela. El Príncipe de Asturias va así para todos aquellos que han convertido su esfuerzo personal en una sinfonía del éxito. Y a la vez, para quienes viven cada día en ese país donde no cabe la mezquindad, el odio o la intolerancia. Suena bien decir que este es un premio para todos los venezolanos, pero mejor ser justo antes que populista: el premio no es para quienes viven el país como un botín o un cuartel, aunque en un arranque de ego lo reclamen como suyo.

De todos los países que conviven en Venezuela en estos momentos, ninguno me gusta tanto como el país de El Sistema. Permítame el lugar común: esa es la Venezuela bonita. Y lo más fabuloso es que ha permanecido inmune al virus político que descompone la salud nacional, pero a la vez, es el movimiento más revolucionario que ha existido en Venezuela en las últimas décadas. Porque convertir a cientos de miles de jóvenes en verdaderos artistas es una auténtica revolución. Lo demás es un proceso con fecha de vencimiento.

A todos los que han pasado por El Sistema y son merecedores de este premio, mis más sinceras gracias. Para esos días cuando los países de corrupción, abuso, muerte, tráfico y charreteras me amargan el ánimo, tengo otro país al cual acudir. Y basta abrir los oídos para saber que suena como música caída del cielo: nada se ha perdido cuando es posible ganar más y más corazones para una Venezuela orquestada por la excelencia.


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5/15/2008

SU GRAN RETO


Correr hasta la extenuación. Esa pareciera ser la estrategia de Hillary Clinton. Tras arrasar en West Virginia pero sin posibilidad de sumar los delegados que aseguren su nominación, quizás sea a principios de Junio cuando desista en su empeño. O quizás no. Clinton es una mujer que no da su brazo a torcer y su campaña va drenándole energías a Barak Obama mientras los republicanos se enfocan cada vez más en la Casa Blanca.

¿Es Obama el hombre para ganarle a Mc.Cain? Puede que haga falta una mujer como Clinton para enfrentar la maquinaria republicana, pero el voto popular ha sido claro. El candidato Demócrata será el carismático e imperfecto Obama, para quien su mayor reto será vencer los prejuicios. Los gringos hablan de “un elefante en el cuarto” para referirse a esos temas que la gente prefiere no debatir y la trompa del racismo ya se eleva unos cuantos metros sobre el escenario: el color de la piel será el termómetro del cambio que EEUU ha experimentado en las últimas cuatro décadas.

A partir de ahora los Demócratas tendrán que lidiar con la inexperiencia de Obama, su carácter moderado, su imagen elitista y su pasado junto a Jeremiah Wright, asuntos que su campaña podría manejar con una buena estrategia. Pero ¿cómo enfrentar la animosidad y resentimiento entre razas que el país arrastra desde su constitución?

Obama ha luchado por mantener la imagen “postracial”, pero a medida que se acerca el momento de las decisiones, las reservas y recelos afloran como hongos. A menos de que Obama convierta el tema racial en un factor constructivo en su campaña, corre el riesgo de perder las elecciones.

En su discurso del pasado 18 de Marzo en Filadelfia, Obama asumió su múltiple carga genética y habló del racismo como un tema que no se puede ignorar, so pena de repetir los errores del pasado. Esto significa ir más allá de los estereotipos, abrir una verdadera comunicación entre las etnias, reconocer las raíces de tanta rabia y resentimiento, pero sobre todo, debatir los objetivos y valores comunes más allá del color.

Mientras Obama comienza a olvidarse de Hillary y se enfoca en Mc.Cain, tiene la oportunidad de unir al país y propiciar un cambio fundamental en la sociedad estadounidense: sanar heridas para entenderse como una nación cada vez más diversa y multiétnica.

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5/09/2008

ATADAS


Madre hay una sola, y para algunas de mis amigas, resulta así por fortuna. Misterios femeninos, hay relaciones madre-hija que son un volcán de amor, pasión, intensidad y turbulencia. Para los hombres lidiar con la figura paterna forma parte de la madurez, un tránsito que muchas veces se supera con éxito, y si no, el conflicto se congela entre la cordialidad o la indiferencia. En cambio para algunas mujeres armonizar la relación con sus madres es un drama inagotable donde intercambian el rol de compañeras y enemigas. Quizás me equivoco, pero entre madre e hija pareciera más difícil hacer las paces.

Las relaciones humanas, inútil decirlo, son complejas. Especialmente cuando en los recovecos de la mente y el corazón se nos enredan los sentimientos y a medida que pasa el tiempo el nudo se nos hace más grande, hasta que llega el momento cuando perdemos los extremos de la soga y se nos olvida dónde comenzó todo el embrollo. Así terminamos cargando un amasijo incómodo que nos impide sentir a nuestros seres queridos mas allá de los rencores y los prejuicios. De alguna forma, terminamos atados a lo que menos nos gusta de ellos. Y de nosotros mismos.

De mujer a mujer el asunto es más telúrico. Entre ellas las tesituras del amor pueden llevarlas a los extremos para engendrar un hábito de desencuentros que cada vez cala más profundo. Se quieren, pero no se entienden. Se aman, pero no son capaces de transmitirlo. Amarradas a patrones que han repetido infinitas veces, madre e hija pueden estar al alcance de la mano, pero no de sus corazones.

Desenmarañar esas relaciones puede tomar una vida. Pero al final es el mejor regalo que pueden hacerse. Inevitablemente llegará el momento cuando sea demasiado tarde porque una de las dos ha partido.

La rueda de los días trae mucho más que arrugas. En su girar nos va moliendo, moldeando, puliendo y enseñando. Podemos dejar que su avance nos aleje cada vez más de la fuente de nuestros afectos. Pero también podemos aprovechar el momento para mirar directamente a la persona amada y reconocer los huesos de nuestros huesos, el alma de nuestra alma. Y desde allí comenzar a desatarnos para finalmente ser libres de aceptarnos como las personas que somos. Una misma sangre.



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PLATOS VACIOS


El hambre que sacude al mundo no es por falta de alimentos sino de dinero. La pobreza y la desigualdad están detrás de toda la turbulencia atizada por estómagos vacíos. Mientras algunas regiones del globo, entre ellas América Latina, producen como nunca antes para alimentar a quienes tienen con que pagar, los pobres son incapaces de llevar comida al plato porque no pueden sufragar el costo extra que en estos momentos significan la energía, la especulación financiera, la alta demanda, y cómo no, el calentamiento global.

El Programa Mundial de Alimentos calcula que 100 millones de personas no tienen suficientes alimentos para comer. La agricultura de supervivencia, para ellos la única alternativa, está azotada por la desertificación, los desastres naturales, el costo de los fertilizantes y la turbulencia política. Por otro lado hay millones de personas que ahora comen más que antes y la agricultura corporativa hace un excelente negocio sirviéndoles el almuerzo. En la medida que sus hábitos de consumo se hacen más exigentes, las presiones sobre los recursos causan mayores inconvenientes.

La sobre pesca es un buen ejemplo ello. El volumen de peces que sacamos del océano es mayor que su capacidad de recuperación y las redes comienzas a salir vacías, disparando los precios. El consumo de lácteos y carnes es otro termómetro: mientras crece la demanda por estos productos, la cantidad de granos dedicados a la cría también aumenta, con el inconveniente de que menos gente aprovecha las calorías resultantes. Y no podemos olvidar los biocombustibles que se tragan toneladas de maíz subsidiado que estarían mejor en el estómago de los hambrientos. Es cierto que necesitamos energías alternativas, pero estas deben ser justas y eficientes.

Si algo pone en evidencia esta crisis de alimentos, al igual que el fenómeno del cambio climático, es que vivimos en un mundo cada vez más conectado y ya no es posible pensar que nuestras acciones están desligadas de consecuencias para otros. La pobreza es la mayor amenaza a la estabilidad mundial y nadie tiene una receta mágica para erradicarla. Como tampoco hay una fórmula para eliminar el hambre en el mundo.

Pero algo es evidente: existe la tecnología, el capital, los medios y la urgencia de actuar. Si no, las tragedias de unos terminarán siendo, y cada vez más, el padecimiento de todos.


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CUERPO A CUERPO


Las aguas están subiendo y no es la marea. Para finales de siglo el nivel del mar podría ascender metro y medio y eso dejará a millones de personas sin hogar. Las aguas también están bajando. Los polos se derriten y los glaciares tropicales se convierten en arroyuelos que son un desagüe. En Antártica el deshielo creció 75% en la última década y en Venezuela el 70% de sus hielos han desaparecido en las últimas tres. Tenemos un planeta más caliente, ya no hay duda científica, y lo que hagamos por detener este proceso es una obligación con las próximas generaciones. A ellos les tocará vivir con el agua al cuello.

El pasado 22 abril, Día Mundial de la Tierra, el nivel del debate ambiental distaba mucho del que existía en 1970 cuando la ONU decretó la fecha. Sin duda hemos avanzado: hoy en día existe el diagnóstico, la tecnología y la posibilidad de un mercado y una política verde. Además existe la urgencia ante la amenaza a nuestras vidas.

¿Y qué hace uno? Cambiar hábitos de consumo, tener conciencia del impacto ambiental en todo lo que hacemos y presionar para que la ecología no sea moda sino compromiso de acción a todo nivel. Un cambio que no sucede de golpe, sino es una adaptación gradual, un proceso que se inicia al momento que dejamos de ver el ambiente que nos rodea como algo ajeno y comenzamos a entenderlo como una extensión de lo que somos. Los árboles como nuestros pulmones. El agua como nuestra sangre. La tierra como nuestro cuerpo. ¿No son los mismos elementos combinados en distinta forma y proporción? Nuestro destino está inevitablemente ligado al del planeta en el que vivimos. Así como no podemos atentar contra nuestro cuerpo físico sin sufrir consecuencias, lo mismo sucede con nuestro cuerpo ambiental.

¿En algún momento has cambiado alguna conducta por el daño que causa a tu salud? Quizás algo similar puedes hacer en tu vida cotidiana por la salud del planeta. Una pequeña decisión hoy, un nuevo hábito la semana que viene, y a la vuelta de un año podrás estar viviendo, sin darte cuenta, una vida más verde y en mayor armonía con este mundo, el único que tenemos. Imagina además que millones de personas hacen lo mismo. You might say I´m a dreamer, but I´m not the only one.

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