10/03/2008

LOS NUMEROS DE LA MUERTE

La pálida es una vecina entrometida en Caracas. Hace muchos años la ciudad merecía el apodo de la sucursal del cielo, pero hoy en día se ha convertido en la antesala al otro mundo. Con 130 asesinatos por cada 100 mil habitantes, Caracas es la ciudad más peligrosa del planeta, asunto predecible para la capital del segundo país con más homicidios en América Latina, después de El Salvador. En los últimos diez años la cifra anual de asesinatos en Venezuela ha pasado de 4.550 en 1997 a 14 mil en 2007. Son casi 100 mil muertos en una década, el 90% por armas de fuego, el 90% de ellos hombres, el 70% menores de 25 años, el 80% de escasos recursos. Como escribió la periodista zuliana Fabiola Soto, una tras otra, todas esas urnas harían una fila de 198 kilómetros.

Y no olvidemos contar los heridos. ¿Cuántos venezolanos han recibido impacto de bala en la última década? Se calcula que alrededor de millón y medio. En las calles hay más de 500 mil armas de fuego y el tráfico ilegal empuja la cifra hacia arriba. Las  pistolas y revólveres se han convertido en artículos de uso común: más de tres cuartas partes de los caraqueños dicen tener o desear tener un arma para defenderse.

Y mientras los Consejos Comunales de Caracas realizan entre los niños un programa de canje de armamento de juguete por balones deportivos, quizás una de las mejores iniciativas de los últimos años en este sentido, el gobierno de Hugo Chávez convierte a Venezuela en el primer comprador de armas de la región. Orgulloso de haber gastado más de $12 millardos en una década, el presidente asegura que el país esta ahora más seguro ante una posible invasión.

Pero la que ha invadido a Venezuela no han sido los marines. Ha sido la pálida.

Cuentan que una mujer atormentada, incapaz de aceptar la muerte de su hijo, se acercó a Buda pidiéndole que le devolviera la vida. El iluminado le aseguró que así lo haría, si ella era capaz de traerle una semilla de mostaza de una casa que no hubiese conocido la muerte. Días después la mujer regresó más calmada e incineró el cuerpo del niño. La búsqueda imposible le había revelado que la muerte es parte de nuestras vidas.

Duele pensar que en Venezuela no es mostaza sino plomo lo que han conocido tantos hogares. Cuando Chávez habla de patria, socialismo o muerte ¿ se refiere al balance de estos últimos diez años? 

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PAPI, DAME REAL

La crisis estaba anunciada desde que el agua llegó a los tobillos pero nadie reaccionó hasta sentirla por la cintura. Ahora que en cuestión de semanas subió al cuello y promete tapar la coronilla, la urgencia de un rescate para la economía estadounidense parece un dilema: la bolsa o la vida. O el gobierno salta con el dinero para lubricar el aparato, o el país y medio mundo se viene a pique, incluyendo unos cuantos pasajeros de primera.

El plan de $700 millardos para comprar "activos tóxicos" e inyectar efectivo en el sistema financiero es consecuencia de la codicia, falta de regulación, irresponsabilidad y adicción al crédito de los EEUU. Da escalofrío pensar que los contribuyentes le pasaremos dinero a las mismas instituciones que crearon este desastre. ¿No es el capitalismo un sistema donde el mercado depura las imperfecciones?  La realidad ha demostrado una vez más que mucho laissez faire es tan peligroso como una mano de hierro. También ha demostrado que confiar ciegamente en el gobierno es un costoso acto de ingenuidad: escuchar al Secretario del Tesoro diciendo trust me al defender la capacidad de las agencias federales lo lleva a uno a pensar en Irak. Solo que en este caso las armas de destrucción masiva si parecieran existir en los balances de los gigantes financieros.

Pocas personas dudan en la necesidad de un rescate. Cómo hacerlo de manera eficiente, transparente y auditable es el reto. Con los cabilderos y banqueros sobrevolando el Congreso para obtener su tajada no olvidemos el viejo axioma de que unos ganan y otros pierden. En este caso, como tantos otros, con este balde de $700 millardos a punto de inundar el mercado pareciera que perderán los simples mortales y ganarán los que saben meter su cuchara a tiempo, o con una pequeña ayuda de sus amigos.

Washington aseguren que no lanzarán el dinero a un barril sin fondo porque esos activos tóxicos serán inmunizados y algún día vendidos, quizás con ganancias, lo cierto es que ofrecer otro chequesote en blanco a esos muchachones de Wall Street es hipotecarles su futuro.

Claro, en medio de este debacle, no hay tiempo para decir hoy no fío, mañana si. 
 

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