1/08/2010

LA MAMA DE MIAMI

Hay quienes son capaces de ver lo que aún no existe. Gente como Julia Tuttle, viuda de un empresario de Cleveland, quien en noviembre de 1891 atravesó  en una balsa de madera la Bahía de Biscayne con la firme disposición de hacer dinero con las tierras que recién había comprado. Llegó acompañada por sus dos hijos veinteañeros, la criada, dos vacas y los gratos recuerdos de su primer viaje, quince años atrás, cuando pasó una temporada en casa de William Brickel, un pionero que le vendía productos manufacturados a los indios. Para aquel entonces menos de 200 personas vivían en el área, pero Julia Tuttle aseguraba que era cuestión de años para que en lugar de rocas, matorrales y enredaderas, emergiera un paisaje urbano de casas modernas, árboles frutales y flores.

Para 1895 la mejor parte de sus 250 hectáreas en la ribera norte de la desembocadura del río Miami ya habían sido desbrozadas, pero a nadie le interesaba vivir en aquellas tierras fronterizas. Entonces llegó una helada que arruinó los naranjales en Florida central pero no alcanzó los cultivos del sur. Las pérdidas millonarias le dieron una oportunidad a Julia: envió al empresario ferrovial Henry Flagler una oferta por la mitad de sus tierras acompañada de una flor de naranjo para demostrarle que además de benigno, el clima al sur de la Florida podía ser buen negocio. Para el otoño Flagler ordenó a John Sewell que trazara calles y parcelas y en 1896, con la llegada del primer tren, la ciudad de Miami quedó oficialmente constituida.

Cuentan que una tarde de verano J.E. Lummus, quien sería uno de los primeros banqueros de la región, le preguntó a la señora Tuttle en su porche "¿Realmente cree que hay algún futuro aquí?". Sin pestañear, ella respondió. "si vives lo suficiente verás cien mil personas en esta ciudad". Poco después una epidemia de fiebre amarilla espantó a los pioneros y apenas 1.600 personas recibieron el siglo XX en Miami. Julia no estaba entre ellos. Había muerto de meningitis a los 50 años, dejándole a sus hijos una deuda monumental que los obligó a vender las tierras restantes.

Donde una vez estuvo su casa ahora se elevan los rascacielos del downtown. La ciudad ya tiene 400 mil habitantes, pero el condado Miami-Dade alcanza los dos millones y medio. Más de la mitad nacieron fuera de los Estados Unidos y cada día llegan más inmigrantes. Algunos visionarios, otros un tanto locos, todos atraídos por algo que Julia Tuttle, nacida en Cleveland en enero de 1849,  vio entre los manglares y los mosquitos 
 

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