5/15/2008

SU GRAN RETO


Correr hasta la extenuación. Esa pareciera ser la estrategia de Hillary Clinton. Tras arrasar en West Virginia pero sin posibilidad de sumar los delegados que aseguren su nominación, quizás sea a principios de Junio cuando desista en su empeño. O quizás no. Clinton es una mujer que no da su brazo a torcer y su campaña va drenándole energías a Barak Obama mientras los republicanos se enfocan cada vez más en la Casa Blanca.

¿Es Obama el hombre para ganarle a Mc.Cain? Puede que haga falta una mujer como Clinton para enfrentar la maquinaria republicana, pero el voto popular ha sido claro. El candidato Demócrata será el carismático e imperfecto Obama, para quien su mayor reto será vencer los prejuicios. Los gringos hablan de “un elefante en el cuarto” para referirse a esos temas que la gente prefiere no debatir y la trompa del racismo ya se eleva unos cuantos metros sobre el escenario: el color de la piel será el termómetro del cambio que EEUU ha experimentado en las últimas cuatro décadas.

A partir de ahora los Demócratas tendrán que lidiar con la inexperiencia de Obama, su carácter moderado, su imagen elitista y su pasado junto a Jeremiah Wright, asuntos que su campaña podría manejar con una buena estrategia. Pero ¿cómo enfrentar la animosidad y resentimiento entre razas que el país arrastra desde su constitución?

Obama ha luchado por mantener la imagen “postracial”, pero a medida que se acerca el momento de las decisiones, las reservas y recelos afloran como hongos. A menos de que Obama convierta el tema racial en un factor constructivo en su campaña, corre el riesgo de perder las elecciones.

En su discurso del pasado 18 de Marzo en Filadelfia, Obama asumió su múltiple carga genética y habló del racismo como un tema que no se puede ignorar, so pena de repetir los errores del pasado. Esto significa ir más allá de los estereotipos, abrir una verdadera comunicación entre las etnias, reconocer las raíces de tanta rabia y resentimiento, pero sobre todo, debatir los objetivos y valores comunes más allá del color.

Mientras Obama comienza a olvidarse de Hillary y se enfoca en Mc.Cain, tiene la oportunidad de unir al país y propiciar un cambio fundamental en la sociedad estadounidense: sanar heridas para entenderse como una nación cada vez más diversa y multiétnica.

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