8/27/2009

ETERNAMENTE RUBIAS

Quizás conoce la historia de Richard Poncher, el empresario de Los Angeles que yace sobre Marilyn Monroe. Afecto a las estrellas y la mafia californiana, Poncher negoció en 1954 con Joe DiMaggio la cripta que el Yankee Clipper ocuparía junto a su esposa. Bien sabidas son las desavenencias de aquel matrimonio. Al fallecer Poncher en 1986, con 81 años, sus amigos lo encerraron en el nicho tal y como había dispuesto: boca abajo, en un beso eterno con la diosa de Hollywood, fallecida 24 años antes. Su epitafio rezaba "Para el hombre que nos dio todo y más. Eres uno en millón"

La fantasía inflama el deseo, y sabiendo que la estrella Monroe brilla como el oro, la viuda de Poncher subastó en ebay el nicho de su esposo. La razón no podía ser más terrenal: debía $1.6 millones en la hipoteca de su mansión en Beverly Hills y quería entregarla a sus hijos limpia de polvo y paja. La reacción de los mortales fue inmediata. Arrancando con un mínimo de $500 mil, la puja cerró en $4.6 millones a favor de un japonés que a las pocas horas declinó, alegando problemas de pago. Otras once personas ofertaron mas de 4 millones y alguno de ellos será un privilegiado inquilino en el Westwood Village Memorial Park. Por su parte, Poncher será eventualmente defenestrado y su viuda planea trasladarlo a la cripta que sería suya, pues la señora Poncher ya ha dejado instrucciones para ser cremada. Se especula que Hugh Hefner, quien compró el nicho adyacente a Marilyn, estaría interesado en gozar de una mejor posición cuando le llegue el momento. Bien conocida es su debilidad por la carne, y ahora, el conejo mayor podría además satisfacer sus caprichos óseos. 

Este fin de semana entierran a Edward Kennedy en Arlington. Descansará  junto a sus hermanos John y Bobby. El último gigante de una dinastía, el hombre que por años abogó por una reforma al sistema de salud de los Estados Unidos, liquidado por un cáncer cerebral, será uno de los 300 mil residentes en el camposanto de Virginia. En el cementerio Westwood Park yacen, además de Marilyn, Nathalie Woods, Frank Zappa y Truman Capote, entre otros. En Arlington están, además de Ted Kennedy, George Paton, Glen Miller y Dashiel Hammet y muchos más Cada uno se ganó, a su manera, un sitial en la historia, y por qué no, en un distinguido vecindario.

Asunto divertido la banalidad humana. Unos cuantos millones y es posible acercase a una imagen de la posteridad, aunque sea con el mote del vecino de la rubia deseada. Y ya lo sabe el señor Poncher. Nada es para siempre, ni siquiera el placer eterno. 
 

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