5/04/2009

ETERNA AMENAZA

De nuevo el alerta que encierra una metáfora. Un virus diminuto
amenazando al planeta entero. En los medios resulta tema obligado y
sustancioso, porque nada enciende el raiting como el miedo, sobre todo
si avanza con mayor rapidez que el noticiero. Una tos, un estornudo, y
el mal corre pulmón adentro. Un turista desprevenido y la gripe
globaliza sus consecuencias. Aunque procuremos ignorarlo, somos
terriblemente frágiles. Ante los acontecimientos de nuevo me aparece
la pregunta que Alberto Barrera nos lanza en su novela La Enfermedad:
"¿Por qué nos cuesta tanto aceptar que la vida es una casualidad?"

Hay libros que caen en nuestras manos prematuramente. Me sucedió con
"La Peste" de Camus, la historia de un ciudad sellada que busca
contener la muerte tras sus paredes. En aquel entonces me costó
entender la dimensión alegórica con la que Camus escribía sobre de la
condición humana. Desvalidos, sin Dios que los ampare, los habitantes
de Orán debían enfrentar el ciclo miserable de la peste bubónica. Con
toda su crudeza, la muerte otorgaba perspectiva al ser humano y al
acto de vivir.

Ahora, a medida que el peligro de la gripe porcina toma vuelo,
reaccionamos primero con estupor y poco a poco nos acostumbramos a los
titulares: Amenaza para la humanidad, Peligro inminente, Incremento en
el número de víctimas. Luego pasamos a los deportes, la cartelera de
cine o el horóscopo. Así la peste, el virus, se reduce a un signo que
solo pesa cuando lo llevamos por dentro.

¿Existe un mensaje detrás de todo esto? La amenaza ha puesto en
evidencia nuestros temores y vulnerabilidades. También, el espacio
global que compartimos y la velocidad con que nos desplazamos. Pero
especialmente, nuestro afán por someter a la naturaleza y cercar sus
peligros. Quizás ya lo sabe, pero recién finalizó en Granada, España,
la primera Conferencia Internacional sobre Defensa Planetaria. El
objetivo es diseñar un plan en caso de que asteroide o cometa se
dirija en rumbo de colisión hacia la Tierra. Por esta razón se
extinguieron los dinosaurios hace 65 millones de años y en el espacio
todo está en movimiento. Menuda empresa crear una vacuna sideral.

Pasará la gripe y ya no será noticia, sino historia. Su amenaza a
nuestras vidas, nuestras libertades y sueños quedará para el recuerdo.
Y será el momento de lanzar los fuegos artificiales. Entonces, como el
Dr. Rieux en la novela de Camus, sentiremos que la peste se ha
marchado, pero no ha sido derrotada. Si acaso, duerme.

Y mantenerla a raya será una victoria. Temporal, pero suficiente.

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