10/29/2009

YERBA MEDICINAL

Fumarse un porro para contrarrestar las nauseas de una quimioterapia ya no será  motivo de arresto por las autoridades federales de Estados Unidos. La nueva política de la Casa Blanca deja que los estados regulen la venta y consumo de marihuana con fines médicos, lo que no significa legalizar la droga, sino reconocer dos realidades: la yerba tiene atributos medicinales y los cuerpos de seguridad deben enfocarse en asuntos más urgentes que la persecución de ciudadanos en búsqueda de alivio para sus cuerpos.

Las investigaciones señalan que el THC, el ingrediente activo de la marihuana, resulta efectivo para mejorar el bienestar de quienes sufren esclerosis múltiple, reducir el dolor crónico por la degeneración o disfunción de las fibras nerviosas, e inducir el apetito en pacientes con SIDA, entre otras cosas. Todo esto con ligeros efectos secundarios como resequedad en la boca, pérdida de memoria, o si el uso es prolongado, problemas respiratorios ligados a al alquitrán. Su consumo puede ser adictivo, aunque no tanto como el tabaco o los analgésicos de alta potencia, y resulta especialmente peligroso durante la adolescencia cuando los circuitos cerebrales están en formación.

¿Significa esto que la marihuana es sana como una lechuga? Claro que no, pero tampoco es la yerba satanizada por años de guerra antidrogas.

Trece estados cuentan  ya con leyes para el uso medicinal de la marihuana y otros podrían adoptarlas próximamente. Un medicamento a base de cannabis, llamado Marinol, desde hace años tiene la aprobación de la FDA y el Instituto Nacional para el Abuso de las Drogas dispensa a los investigadores un compuesto con dosis estandarizadas de THC para las pruebas médicas, el cual debería ser vendido a quienes no deseen obtener su dosis enrolando un joint.

¿Qué vendrá ahora? Aceptar una tercera realidad: es más inteligente, efectivo y económico legalizar la marihuana y establecer una política de prevención, regulación y recaudación de impuestos, de la misma forma que se hace con el tabaco y el alcohol. No porque fumar marihuana sea bueno, o sano, sino porque la prohibición es una estrategia fallida que promueve su tráfico, distrae recursos, enriquece a los carteles y encarcela a millones de personas cada año.

Nada será más efectivo para controlar el consumo de drogas que una información clara, científicamente verificable y honesta. Así los jóvenes sabrán exactamente lo que se meten, y los pacientes no tendrán que meterse en problemas por aspirar un poco de alivio.

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