12/03/2009

TIGRE CASADO

TIGRE CASADO 

Esta ha sido tremenda raya para Tiger Woods. El mejor jugador de golf de la historia, valorado en mil millones de dólares y con un comportamiento ejemplar, ha lanzado sus canitas al aire y ahora el mundo reacciona con asombro, morbo y discursos moralistas. ¿Cuál es la sorpresa? Decía JFK, gran conocedor de la materia, que todos somos mortales. Y la condición humana implica no solo la muerte inexorable, sino también, las tensiones que la pasión sexual y la intensidad emocional imponen sobre nuestras vidas. 

La fidelidad, a diferencia de la muerte, es una elección. Una decisión privada que incumbe a la pareja según el momento en que viven, y al igual que el amor, lo que entendemos por fidelidad ha mutado acorde a la época y la cultura. Actualmente en Estados Unidos la hipocresía en torno al tema es sintomática de una cultura que juzga con rigidez en público mientras se distiende en privado. Según un estudio de la Universidad de Chicago, 25% de los hombres y 17% de las mujeres han sido infieles, pero el subregistro es obvio. Además, la infidelidad puede entenderse en el plano físico pero también en el emocional.

Lo que haya hecho Tiger Woods con una o tres mujeres no es asunto que me incumba. Eso tendrá que resolverlo con su esposa. Según el mismo estudio, solo 35% de los matrimonios sobrevive a las tensiones de la infidelidad, y reportes preliminares señalan que los Woods tenían un acuerdo pre-nupcial que dejaría a Elin Nordegren con $300 millones. Asi que Tiger tiene un handicap muy desfavorable en este campo.

Pero hay algo más: el circo que han montado quienes viven de la vida ajena. Tiger Woods no ha hecho nada ilegal y solo ha herido, emocionalmente, a su propia familia. Es por ello que indigna el vampirismo chismográfico disfrazado de periodismo cuyo único fin es alimentar el morbo público, y su vez, las ventas y el raiting. No es que los sucesos de los últimos días deban ser ocultados, pero el trato que ha recibido la noticia revela una falta de madurez pasmosa.

La voracidad mediática se excita con historias como estas, lo mismo que una parte del público. Pero en lugar de revisar con lupa a Tiger Woods, sería más honesto echar un vistazo a lo que está pasando tras las paredes de una nación que entiende a los héroes como figuras perfectas y no es capaz de digerir la consabida imperfección humana. 

www.elibravo.com/caldo.php 
 

No hay comentarios.: